El Tarot, si bien tradicionalmente se comprende como una mancia, puede ser usado como una herramienta de autoconocimiento.
Nos permite conocer y descubrir nuestro potencial humano y espiritual, así como reconocer aquellos posibles autosabotajes que pueden estar actuando desde el inconsciente.
De esta manera, se convierte en una herramienta muy efectiva para elicitar aquello que nos está bloqueando y, mediante esta toma de consciencia, ayudarnos a decidir aquellas acciones o actitudes más adecuadas para alcanzar un mayor equilibrio y satisfacción personales.
El consultante, desde la invitación a la introspección que supone una lectura, adquiere una mayor perspectiva y puede entonces optar a experimentar diferentes cambios. Tales decisiones deben surgir siempre de su propia reflexión y nunca debe ceder su poder a la persona al cargo de la lectura. Es también responsabilidad del profesional impedir que se cree una dependencia hacia dicho método.
La clave se halla en nuestro presente. Si bien puede hacerse una proyección a posibles situaciones de futuro, éstas se contemplan siempre como algo potencial, reconociendo que lo importante es la toma de consciencia del consultante en lo que respecta a sus capacidades y, por tanto, reconocer su libre albedrío a la vez que reafirma su autoconfianza.
Se trata de una herramienta que ha de servirnos para evocar nuestra autoridad.