Reiki es un método que permite a cualquier persona transmitir a través de sus manos una energía distinta de la propia capaz de reequilibrar sistemas energéticos desequilibrados. La misma palabra Reiki también se utiliza para referirnos a esa energía reequilibradora que se transmite.
¿Cómo funciona Reiki?
No es fácil explicar qué es o cómo funciona Reiki. Probablemente la razón sea nuestra imposibilidad occidental para integrar conceptos científicos y espirituales. Por ahora, esta integración sólo es posible desde la experiencia personal. Por ello, aunque intentaré explicar qué es Reiki desde ambas perspectivas, animo a todos los lectores que quieran llegar a comprenderlo plenamente a recibir una sesión de Reiki y / o acudir a un taller para aprenderlo.
Reiki se conoce como una técnica que consiste en imponer las manos en distintas zonas del cuerpo para curar. Aunque la idea no es contraria a la realidad, resulta muy limitada, puesto que no nos permite adentrarnos en la naturaleza energética de Reiki.
Esta idea se basa probablemente en algo que todos conocemos: nuestro instinto natural de colocar las manos sobre las zonas doloridas del cuerpo. Es lo que intuitivamente hacen todas las madres con sus hijos cuando se hacen daño, y lo que todos hacemos cada vez que nos golpeamos en un codo o una rodilla.
Lo hacemos porque poner la mano sobre la zona ayuda a calmar el dolor. Y esto es posible porque a través de las palmas de las manos transmitimos energía a esa zona, la propia energía de nuestro cuerpo que reequilibra la de la zona dañada.
Un ejemplo evidente de que nuestras manos son transmisoras naturales de energía es la forma que tenemos de agarrar un vaso que contiene una bebida demasiado fría. En estos casos, solemos envolver el vaso con ambas palmas, conscientes de que a través de ellas se producirá un intercambio de energía térmica (calor) entre nuestro cuerpo y la bebida, que se detendrá en el momento en que sus temperaturas se igualen.
¿Por qué ocurre esta transferencia energética?
La respuesta científica es simple: todos los cuerpos generan a su alrededor un campo electromagnético que está en continuo intercambio con los campos del resto de cuerpos que los rodean.
Cuando dos de estos campos se encuentran, se influyen mutuamente. Como su tamaño es superior al del propio cuerpo, es posible que los campos de dos personas se influyan sin que éstas lleguen a tocarse. Este fenómeno es habitual cuando entramos en contacto con un enfermo. Se produce un intercambio energético que intenta equilibrar el sistema enfermo a costa del sano. Para ello, a veces ni siquiera es necesario que se produzca contacto físico. Muchos profesionales de la salud y voluntarios que trabajan con enfermos y personas necesitadas, conocen muy bien el considerable desgaste energético que supone atenderles.
Este paso de energía es un fenómeno natural que se produce continuamente, fruto del cual, podemos llegar a sentirnos mal y cansados después de cruzarnos con personas o visitar lugares que no estén energéticamente sanos.
¿Puede evitarse la fuga de energía?
Para evitarlo debemos empezar por ser más conscientes de que tenemos un campo energético propio que hemos de cuidar tanto como nuestro cuerpo físico, puesto que ambos se complementan para darnos la verdadera dimensión de nuestra individualidad.
Los dos aspectos están conectados de modo que factores físicos como nuestra alimentación, las horas de sueño,… no sólo tienen su reflejo en nuestro bienestar físico, sino también en nuestro bienestar energético.
Como esta relación es bidireccional, hay factores energéticos que a través de nuestro campo influyen en nuestro cuerpo. Como sabemos, campos electromagnéticos como los que generan las ondas de los teléfonos móviles o el material radioactivo, producen desequilibrios en nuestros campos energéticos que acaban convirtiéndose en malestares y enfermedades físicas.
Reiki como técnica sanadora consiste básicamente en aprovechar esta relación, transmitiendo a nuestro campo energético una energía que tomamos del medio ambiente, de modo que no sólo éste, sino también nuestro cuerpo físico se beneficia de sus efectos.
Usamos el término energía, no para referirnos a una fuerza invisible de origen desconocido, sino en estricto sentido, puesto que energía es la capacidad para realizar un trabajo, un esfuerzo o producir un efecto. Y es precisamente por sus efectos por los que mejor conocemos Reiki.